Qué fácil es hablar del perdón, pero que difícil es darlo.
Algunos han dicho que es un don el saber que estamos equivocados y que
podemos ser perdonados; pero ¿qué pasa con los que se equivocan y nos hacen
daño?
Algunas veces deseamos castigar a dicha persona, pero quienes salen más castigados somos nosotros mismos y para liberarnos es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son nuestros, sino que son de quien nos hizo daño, y hay que dejarlos ir.
Cuándo sucede esto, me pregunto, ¿qué hubiera yo hecho en lugar de la otra persona que me hizo daño, si yo hubiera estado en la misma situación y circunstancias?
Casi siempre concluyo que en ese momento, lo que hizo esa persona fue su mejor opción para él, aunque no para mí, y lo que la otra persona hizo fue sólo protegerse, no fue su intención hacerme daño.
¿Acaso no hice sentir yo alguna vez a otra persona de la misma manera?
¿Estaré pensando que mis sentimientos valen más que los de la otra persona?
Y de ahí viene la siguiente reflexión:
Me siento herido, pero eso no significa que la otra persona sea mala o en verdad quiera hacerme daño. Simplemente la otra persona no conoce toda mi vida ni mi pasado, igual que yo no conozco el suyo, y no sabe lo que traigo guardado en mi historia personal.
¿Qué prefieres? ¿Ser feliz o tener la razón?
Algunas veces deseamos castigar a dicha persona, pero quienes salen más castigados somos nosotros mismos y para liberarnos es necesario renunciar a esos sentimientos dolorosos que no son nuestros, sino que son de quien nos hizo daño, y hay que dejarlos ir.
Cuándo sucede esto, me pregunto, ¿qué hubiera yo hecho en lugar de la otra persona que me hizo daño, si yo hubiera estado en la misma situación y circunstancias?
Casi siempre concluyo que en ese momento, lo que hizo esa persona fue su mejor opción para él, aunque no para mí, y lo que la otra persona hizo fue sólo protegerse, no fue su intención hacerme daño.
¿Acaso no hice sentir yo alguna vez a otra persona de la misma manera?
¿Estaré pensando que mis sentimientos valen más que los de la otra persona?
Y de ahí viene la siguiente reflexión:
Me siento herido, pero eso no significa que la otra persona sea mala o en verdad quiera hacerme daño. Simplemente la otra persona no conoce toda mi vida ni mi pasado, igual que yo no conozco el suyo, y no sabe lo que traigo guardado en mi historia personal.
El
perdón no se pide, se da... Y la razón más importante para darlo es que me
libero de una gran carga.
¿Qué prefieres? ¿Ser feliz o tener la razón?
* * *
El perdón brota
únicamente del ofendido y produce la reconciliación solo cuando honestamente se
concede y sinceramente se pide.
El perdón es la
forma superior de la memoria , porque es olvidar a pesar de
recordar.
El refranero
dice: "Quien el agravio perdona, a
si mismo se corona". Y agrega: "Quien perdona pudiendo vengarse, poco le falta para
salvarse."
William Blake, osado, decía a su mujer : "Por toda la eternidad,
te perdono a ti y tú me perdonas a mí ". El poeta místico anhelaba purificar totalmente la memoria para no
acumular ningún karma negativo con su amada; quería saldar todas sus deudas de
grandeza prontamente, ahora como enseñan los maestros de sabiduría: "¡Nuestros
años pasan como la hierba! Tú eres Dios desde siempre".
Para un observador
atento, el perdón es un verdadero regalo que se da primero a si mismo el que
perdona, y que llega a la otra persona como un don, una gracia, una elevación
que sana y a la vez potencia el vínculo interpersonal dañado.
Para el ego, el amor es un crimen. El ego intenta convencernos de que perdonar es algo peligroso
que lleva consigo un sacrificio injusto. Insiste en que el
perdón nos convertirá en el chivo expiatorio de otras personas. Para el ego el amor es debilidad, para el espíritu, el amor es
fuerza, aceptar incondicionalmente a la gente, para el
ego esto es escandaloso, porque el amor incondicional es su muerte. ¿Cómo crecerá la gente si todos andamos por el mundo
aceptándonos tal como somos? Aceptar a los demás tal como
son tiene el efecto milagroso de que los ayuda a mejorar. La aceptación no inhibe el crecimiento, sino que mas bien lo
favorece. La gente que siempre nos dice qué es lo que tenemos de malo no nos ayuda,
antes nos paraliza, llenándonos de vergüenza y culpa. Las personas que nos aceptan nos ayudan a sentirnos bien con
nosotros mismos, a relajarnos a encontrar nuestro camino.
Aceptar a los demás no significa que no
hagamos sugerencias constructivas. Pero como pasa con
todo, el problema no radica tanto en nuestro comportamiento como en la energía
que lo mueve. Si critico una persona para cambiarla, lo
que está hablando es mi ego, pero si cambiamos nuestra tendencia a juzgar y
todavía me siento movida a comunicar algo, lo haré con amor y no con miedo. No me moverá la energía del ataque sino la del apoyo. Con el cambio de conducta no basta. Cubrir
un ataque con un baño de azúcar, disfrazarlo con un tono de voz dulce o
expresarlo con jerga terapéutica no es un milagro. Un milagro es un cambio
auténtico del miedo al amor. Si hablamos desde el ego,
movilizaremos al ego de los demás. Si hablamos desde
nuestro espíritu, movilizaremos su amor.
Un Hermano Equivocado
Requiere Enseñanzas, No Ataques.
Comuniquémonos con amor en lugar de
atacar. La comunicación es una calle de dos direcciones, solo se produce si
una persona habla y la otra la escucha. Para comunicarnos
de verdad es necesario asumir la responsabilidad del espacio del corazón que
existe en nosotros y el otro. El silencio puede ser una
poderosa comunicación de amor. Ha habido veces en que yo
he estado equivocada y sabía que lo estaba y sabía que ellos sabían que estaba
equivocada y los amaba por tener la amabilidad de no decir nada. Eso me dio
siempre la ocasión de recuperarme con dignidad. La opción
de unir es la clave de la comunicación, porque es la clave de la comunión. Lo
que importa en la comunicación no es lograr nuestro objetivo, sino encontrar un
terreno puro del ser a partir del cual construir el mensaje.
"A quiénes Dios a unido como uno, que el
ego no los puede desunir". Es deber nuestro tener un
compromiso con todas nuestras relaciones y que las personas implicadas jamás
competirán entre sí. El compromiso en una relación
significa que se dé un proceso de comprensión y perdón
recíprocos por más conversaciones que nos exija y por más incómodas que éstas puedan ser. Cuando nos separamos físicamente de alguien, eso no significa
que nuestra relación con esa persona haya acabado. Las
relaciones son eternas. Dejar ir a alguien es decirle: te
amo tanto que puedo dejarte en libertad de estar donde quieras estar, de ir a
donde quieras ir". Este momento no es el final de una
relación; es la relación última del propósito de cualquier relación: que
encontremos el significado del amor puro.
Es importante honrar la naturaleza eterna
de las relaciones. Cuando las relaciones cambian de forma,
su contenido no tiene por qué disminuir. El amor no origina otra cosa que más amor y saber perdonar es
saber amar más.
* * *
Autores Desconocidos