Si aun después de aprender tantas cosas sobre la ley de atracción, sigues 
sintiendo que tu prosperidad está bloqueada, te digo que estas en lo cierto. Por 
decirlo de alguna manera, estás sufriendo un “síndrome de bloqueo”, como dirían 
los psicólogos. Ahora, si ya sabemos que la abundancia existe para todos, que 
Dios está de acuerdo en que la aceptes y la vivas en plenitud, que tienes dones 
para utilizar, que existen muchas posibilidades, que las condiciones están 
dadas, entonces ¿dónde está el problema? A estas alturas eso también lo sabes, 
el bloqueo está en ti. Tienes la mitad del camino avanzado cuando te das cuenta 
que ese bloqueo está en tu interior. 
Si aun sigues pensando que tu prosperidad depende de las condiciones 
externas, de la economía, de los estudios, de las personas que te rodean, 
tendrás que lograr comprender que eso no es verdad para que puedas pasar al 
siguiente paso y comenzar a investigar las verdaderas razones que te impiden 
prosperar. 
Los bloqueos se sienten como algo que te está pesando, que te está 
impidiendo crecer, desarrollarte y expandirte en forma libre por la vida. Te 
sientes aplastado y atrapado. Esto puede generarte molestias físicas como 
ahogos, mareos, cansancio, fatiga, impaciencia, ansiedad, agitación y otras 
molestias que pueden ser aun más intensas y más fuertes como alzas de presión, 
varices, depresión y más. Todo depende del tiempo que llevas experimentado estas 
sensaciones. Estos síntomas hacen que tu rendimiento en general sea mermado, que 
te sientas de mal humor, que necesites dormir más de lo normal o que te sientas 
cansado por los desvelos por las noches.  
Este bajo nivel de energía y lucidez hace que las cosas no resulten bien en 
tu día, que se vuelvan aun más pesadas, que se complique la resolución de 
circunstancias habituales, que tengas dificultades para relacionarte, que rindas 
a medias en tu trabajo y que pierdas las oportunidades que están pasando delante 
de tus ojos a cada momento.  Cuando nos sentimos así, no vemos más que problemas 
por delante y las oportunidades no existen más que en teoría en los libros, para 
otras personas y muy lejos de nosotros. 
Un bloqueo raramente es originado por una sola causal, generalmente se 
compone de muchas causales menores acumuladas en el tiempo. Nacimos sin estos 
inconvenientes, pero en la temprana educación que recibimos de nuestros padres, 
el colegio y la sociedad sumamos una infinidad de limitaciones que nos impiden 
la libre expresión de lo que somos.  Aunque es muy liberador descubrir su exacto 
origen, a veces se hace casi imposible descubrirlo y no es imprescindible 
detectarlos individualmente. Todas las personas sufrimos bloqueos, no es algo 
raro y exclusivo que te está sucediendo solo a ti. Los grandes y exitosos 
personajes también los tienen, pero existe una inmensa diferencia entre lo que 
hace la persona triunfadora con su bloqueo, y lo que hace una persona que se 
deja vencer por él. Por lo tanto, lo más importante es qué hacemos con nuestros 
bloqueos. 
En grandes líneas tienes tres alternativas: quedarte con el peso encima 
hasta tu muerte sin darte cuenta de que lo tienes, decir que no puedes progresar 
porque estas bloqueado o decidir sacártelo de encima para ser libre. 
Liberar un bloqueo a veces parece muy difícil, pero si lo miramos desde más 
alto no lo es tanto. Lo primero que puedes hacer es tomar conciencia de que 
cargas con ese peso, que alguien te lo convidó (padres, profesores, etc.), que 
no te pertenece, que prefieres devolverlo y que comenzaras a disfrutar de tu 
liberación desde ahora en adelante. 
Puedes hacerte consciente de lo que tienes postergado, por ejemplo: 
encontrar un trabajo, tener un mejor trabajo donde ganes más dinero, tener un 
poco de dinero para iniciar un nuevo negocio o para dedicarte a lo que más te 
gusta hacer, tener una casa propia y más. Piensa y siente dentro de ti lo que 
has deseado y la sensación de no poder tenerlo y la sensación de estar atrapado. 
Eleva tu mirada y observa las cadenas que te has dejado poner, reconoce que esos 
inconvenientes son tus propias energías estancadas que no has podido utilizar 
porque alguien te dijo que no eras digno para hacerlo. Agradece y dile a ese 
alguien que ahora sabes que estaba equivocado (aunque no sepas quien es esa 
persona). Visualiza que ahora eres libre para sentir dentro de ti el 
merecimiento de encontrar todo lo que necesitas y que te sientes feliz y 
exitoso. Desafía todo el peso que te ha detenido, dile que ya no existe para ti, 
conviértelo en polvo, abrázalo y atraviésalo. Visualízate libre de ese 
impedimento. 
Atravesar un bloqueo es una de las acciones más atrevidas, intensas y 
poderosas que puede hacer un ser humano. Se requiere mucha energía para hacerlo. 
Debe ser algo así como cuando un cohete atraviesa la capa de la gravedad de la 
tierra o como cuando la oruga necesita romper su capullo para volar. Por eso muy 
pocas personas lo hacen. Una vez que atraviesas ese nivel, se siente mucha 
libertad y un alivio increíble. Tu mente se despejará y tendrá espacio para que 
lleguen nuevas e ingeniosas ideas. Tu vista se despejará y podrás ver un poco 
más allá de tu encierro. Muchas cosas se abrirán ante ti y te dirás: ¡que ciego 
estaba!, ¿cómo no se me ocurrió esto antes? 
Recuerdo que cuando mi hija se instaló con un negocio vimos la necesidad de 
aumentar las ventas con productos preparados listos para consumir y pasó casi un 
año en que me diera cuenta de que el producto ideal era uno que yo pasaba a 
comprar habitualmente a otro negocio de regreso del trabajo a la casa. ¡Casi un 
año! Seguro que mi mente estaba ocupada pensando que era muy difícil encontrar 
un producto adecuado y por eso tuvo que pasar todo ese tiempo para descubrirlo. 
¡Qué bloqueo! 
También recuerdo que quería encontrar un trabajo que me diera más tiempo 
para escribir y tuvo que pasar mucho tiempo para comprender que podía sentarme a 
escribir ahora mismo y que esa acción me facilitaría abrir un negocio nuevo que 
me permitiría dejar mi trabajo anterior. 
Muchas veces limitamos un deseo porque no creemos en nosotros ni en 
nuestros sueños por bloqueos internos adquiridos en la infancia. Al darnos 
cuenta de que el bloqueo es energético, que es superable, que es desprendible 
(no nacimos con él) y que es más pequeño que nosotros, estamos en condiciones de 
transmutarlo. Existen varias técnicas para hacerlo, pero el objetivo siempre 
consiste en verlo separado de nosotros aunque sea por unos segundos y de 
inmediato pasamos a otro plano de la realidad. Nada ni nadie te lo puede sacar, 
solo tú puedes hacerlo. Siéntate tranquilo en algún lugar y enfócate en la 
tarea. 
Si aprendemos esto, podemos llegar a adorar nuestros bloqueos. Vamos a 
estar ansiosos por verlos y superarlos. Los amaremos por todo lo que nos pueden 
ayudar a avanzar. 
Patricia Gonzalez
 
 
 

 
 
 
 
