¿QUÉ ES Y PARA QUÉ SIRVE EL AYUNO?
Por Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi
El ayuno a agua o ayuno hídrico consiste en mantener al cuerpo bebiendo
agua mientras el organismo se alimenta de sus propias reservas.
En las primeras horas del ayuno el cuerpo consume el azúcar (glucosa) en la
sangre y la almacena en el hígado y los músculos. Posteriormente vive de
transformar primero sus grasas y finalmente las proteínas. El organismo no deja
de comer sino que echa mano a los alimentos almacenados en sus propias
células.
Solamente después de varias semanas el cuerpo consume todas las reservas y
puede reaparecer la sensación de hambre, aunque a veces no aparece.
Contrariamente a la idea que tenemos, el ayuno es más fácil de llevar de lo
que imaginamos pues la sensación de hambre física desaparece el 1º ó 2º día de
ayuno. Incluso se acompaña de sensación de tener el estómago lleno. Solamente
puede haber cierto recuerdo psicológico de la comida.
El ayuno no es nada nuevo en la sociedad humana; desde hace miles de años
culturas tanto de oriente como de occidente tenían integrados diferentes
períodos de ayuno. Los animales y los niños por su propio instinto dejan de
comer cuando están enfermos. El organismo indica que no es momento de introducir
comida sino de eliminar las sustancias de desecho y los residuos tóxicos
acumulados con el tiempo. Es un tiempo de eliminación y “limpieza” interna. Algo
así como cerrado por limpieza e inventario.
El ayuno no es en sí una terapia, es la mejor manera de poner en descanso
fisiológico el organismo. El ayuno realmente no cura, es el cuerpo el que se
cura mientras ayunamos. Siempre el poder de curación es algo inherente al
organismo vivo y ningún medicamento o médico puede llevarse los laureles de la
curación. La curación es una cualidad del ser vivo, que mantiene en sí mismo una
parte de la capacidad curativa de la naturaleza.
La curación es un proceso biológico y el ayuno posibilita que el cuerpo
ponga en marcha todos los mecanismos de desintoxicación (limpieza) y
regeneración. Cuando una persona ayuna no gasta energía en el proceso de
digestión y asimilación de nutrientes y esa energía que ahorra la invierte en
los procesos de eliminación y autocuración. Todo ello lo hace guiado por la
inteligencia somática, esa misma inteligencia que hace que nuestro corazón lata,
de día y noche, que nuestros riñones filtren la sangre de desechos o que el
hígado tome las sustancias necesarias para reconstruir el cuerpo y sus funciones
y neutraliza las sustancias tóxicas ingeridas, y todo ello sin que mentalmente o
conscientemente tengamos que decirle cómo hacerlo. Esos mismos órganos, al no
tener que trabajar en la digestión y asimilación de alimentos, recanalizan su
energía hacia los procesos de curación. En resumen el ayuno no cura, es el
cuerpo como organismo vivo que es el que pone en marcha todos los procesos de
autocuración mientras ayunamos.
Ocurre con cierta frecuencia que al ayunar aparecen síntomas de
desintoxicación y curación que con frecuencia confundimos con enfermedad:
náuseas, a veces vómitos, migraña 2dolor de cabeza, sensación de lengua blanca,
boca pastosa, orina muy oscura y olorosa. Todos estos síntomas indican que el
cuerpo está en proceso de limpieza. Lo mismo le ocurre a un alcohólico o
toxicómano cuando deja de beber o utilizar la droga, su cuerpo entra en un
proceso de limpieza al que llamamos síndrome de abstinencia. Cuando la persona
deja de tomar alcohol, café, fritos, grasas, embutidos, conservas, sal, y va
comiendo menos o deja de comer pueden surgir los síntomas dichos que no son más
que procesos de desintoxicación o limpieza que confundimos con síntomas de
enfermedad. Estos síntomas muestran la capacidad de respuesta del organismo
dirigido a eliminar la sustancias de desecho y tóxicos ingeridos en forma de
estos “comestibles”, y le llevamos así ya que a muchos de ellos no podemos
llamarles alimentos. Curiosamente los síntomas que hemos visto, y que pueden
aparecer en un ayuno, son los mismos síntomas que surgen en las situaciones
opuestas al ayuno, el “empacho”, por exceso de comida y bebida.
Es el descanso, quizás, la fuerza más curativa de la naturaleza y el ayuno
es una forma de descanso, el descanso fisiológico. El cuerpo no gasta energía en
la digestión, asimilación de alimentos y nutrientes y la energía ahorrada en el
ayuno la invierte para autocurarse. Es necesario que el ayuno se haga en unas
condiciones adecuadas: en un lugar tranquilo, en un ambiente relajado, donde no
te presionen para que comas. En contacto con la naturaleza sí es posible ya que
de esa manera nos podemos “alimentar” del contacto de la tierra y la naturaleza,
con el agua, el aire y el sol, ya que en el sentido más profundo de la palabra:
los 4 elementos de la Naturaleza nos “alimentan”.
Hablamos de ayuno en esta sociedad, aquí y ahora, porque normalmente
comemos en exceso e ingerimos muchas sustancias que se pueden comer y beber pero
que no nos nutren ni nos sientan bien. Después de largas temporadas de comer
mucho o en exceso viene bien un descanso, un pequeño ayuno. Otras veces ante una
crisis: catarro, anginas, bronquitis, vómitos, diarrea… que muchas veces no son
más que crisis curativas o reacciones de limpieza y regeneración orgánica e
incluso psicológica y emocional, el mismo cuerpo nos dice que dejemos de comer,
se nos quita el hambre. Este es un buen momento de ayunar, el cuerpo no necesita
introducir sustancias, necesita eliminar las que le están siendo perjudiciales.
Lo único que nos pide muchas veces es agua, desaparece el hambre, se mantiene la
sed, es momento de beber pero no de comer. Recomendamos un mínimo de uno o dos
vasos de agua al día durante el ayuno, dejándonos guiar por la sed.
Hay ocasiones en las que no se recomienda ayunar, por ejemplo, en algunas
enfermedades muy graves: cánceres extendidos, verdaderas enfermedades graves del
corazón, insuficiencia renal. En estos procesos, y especialmente cuando nos da
miedo el ayuno, frutas 7puede ser aconsejable estar unos días a frutas o
ensaladas, o alimentos crudos, y de esta manera el organismo tiene también un
gran poder de limpieza y regeneración. Si además queremos o tenemos que seguir
cierto ritmo de actividad diaria es preferible mantenernos a crudos (frutas,
ensaladas, zumos de fruta, jugos de verduras), ya que el ayuno produce
generalmente una interiorización de la energía. Durante el ayuno los órganos
internos tienen más energía pero los músculos exteriores se quedan con poca
energía durante el ayuno. Hay cierto sentimiento de cansancio y necesidad de
descansar y llevar un ritmo más bien lento. El descanso es imprescindible
durante el ayuno, especialmente en las personas con poca energía.
Aconsejamos llevar a cabo el ayuno en un período tranquilo. Igualmente, si
descansamos mucho nuestro cuerpo ahorra energía que la “invierte” (la lleva
hacia dentro) hacia el proceso de desintoxicación y autocuración.
Además, es igualmente imprescindible no tomar medicamentos o fumar durante
el ayuno. A la hora de eliminar medicamentos y para evitar problemas
recomendamos consultar antes a un médico experto en ayunos y dietas de
desintoxicación.
Para resumir recordamos que el ayuno no cura, es el organismo vivo, nuestro
cuerpo, el que se cura cuando estamos ayunando.
Conocer el Ayuno
“Los alimentos en la convalecencia fortalecen, en la enfermedad
debilitan”
AFORISMO HIPOCRÁTICO
¿POR QUÉ EL AYUNO?
El ayuno ha tomado parte de la vida diaria en la humanidad desde siempre,
especialmente en los momentos rituales. La cuaresma no es más que un recuerdo de
aquellos tiempos. Precisamente en el momento en el que la tierra se encuentra
más desnuda en frutas y verduras. Ese era el momento adecuado para ayunar.
Cuando las “despensas” del invierno se habían vaciado y la tierra no había dado
aún sus primeros frutos.
El ayuno ha sido siempre utilizado en la triple vía de “limpieza” corporal,
descontaminación mental y claridad espiritual.
En palabras de Pedro Laín Entralgo, gran especialista en Historia de la
medicina y en Antropología médica: “A comienzos del siglo XIX….Vigente desde los
hipocráticos, la restricción alimentaria en las enfermedades agudas seguía
siendo la regla…” (Historia de la Medicina, pág.534. P. Laín Entralgo.
Masson-Salvat).
Por la noche, descansamos, dormimos y ayunamos. Durante el día gastamos
nuestra energía en la actividad de vigilia, en el movimiento, en el trabajo, en
nuestros problemas emocionales, en nuestros pensamientos, etc. Por la noche, el
cuerpo descansa y toda la energía de esas horas de reposo y ayuno se dirige
hacia la recuperación, eliminación, y regeneración de lo gastado durante el día.
El cuerpo se gasta y se consume de día, y se recupera de noche. Durante la
noche, las fuerzas formadoras regeneran y reconstruyen el organismo.
Los niños pequeños que necesitan mucha energía para sus procesos
metabólicos y de crecimiento, duermen mucho. El cuerpo recupera en el descanso
de la noche lo que gastamos y “enfermamos” durante el día, y durante ese período
el cuerpo descansa físicamente, y también descansa fisiológicamente. Proceso
este último que conocemos como período de ayuno y que termina con el desayuno
(des-ayuno).
Por la noche, trabajan más las fuerzas de desintoxicación y regeneración;
durante el día las fuerzas orgánicas están centradas en otras actividades: el
movimiento, el trabajo, la relación con el mundo que nos rodea, la relación con
los demás (incluidas las relaciones sexuales).
ayuno 3Cuando hablamos de ayuno nos referimos al período en el que nos
mantenemos a agua, sin ninguna ingestión de otros alimentos. No olvidemos, de
todas maneras, que el agua es una forma de “alimento”.
Si nos mantenemos a frutas o zumos hablaríamos de dietas de frutas o zumos.
Y si nos mantenemos a frutas y ensaladas (con verduras crudas) hablaríamos de
dieta de crudos.
EL AYUNO COMO PUESTA A PUNTO
El organismo sano tiene siempre un depósito de reservas nutritivas
necesarias que le ayudan a salir del apuro cuando se encuentra por necesidad
durante varios días o semanas sin alimentos.
Durante el ayuno el organismo puede curarse y normalizarse a sí mismo con
más rapidez y eficacia. Se pone al día en los retrasos de eliminación de
sustancias de desecho y tóxicas y en la reparación de tejidos y órganos.
Con el ayuno el cuerpo no deja de alimentarse ya que se alimenta de sus
propias reservas. Se alimenta de su propio interior. Mientras existen reservas
almacenadas en el cuerpo hablamos de ayuno. Cuando las reservas se agotan, el
cuerpo comienza a digerir las partes y órganos más vitales. Este período es
conocido como inanición. La inanición no aparece, en una persona con una
constitución más o menos normal, antes de las cuatro semanas. Sólo en personas
“consumidas” por un proceso de enfermedad o la anorexia, por ejemplo, el período
de inanición aparece antes.
Rara vez le damos unas vacaciones al aparato digestivo. Los órganos
digestivos se ven sobrecargados de trabajo por el exceso de una alimentación no
adecuada. El ayuno es una buena manera de “dar vacaciones” a todos los órganos
digestivos, incluidos el hígado y el páncreas.
Los animales y los niños ayunan por instinto, dejan de comer cuando sus
energías son necesarias en la desintoxicación y en relación. Ayunan en la
enfermedad y en los accidentes.
Cuando hay una crisis de desintoxicación (enfermedad aguda), un dolor
físico y también cuando la persona se encuentra cercana a la muerte, son
momentos buenos para ayunar. En esos momentos, con frecuencia, no hay ganas de
comer, se pierde el apetito. La persona incluso puede sufrir vómitos. El cuerpo
rechaza la comida y si comemos aumentamos el sufrimiento.
En la naturaleza, en el medio silvestre o salvaje son muy frecuentes los
períodos de ayuno. “Hay un momento para cada cosa, un momento para comer y un
momento para ayunar”. Los animales que hibernan (oso, marmota, lirón) se pasan
largos períodos sin ingerir alimentos, sólo asimilando las sustancias nutritivas
acumuladas en sus células, tejidos y órganos.
semilla brotandoLas semillas asimilan sus propias reservas para germinar o
brotar en la primavera. En el ayuno hay una autolisis, proceso mediante el cual
el cuerpo se alimenta de sus propias reservas.
Al contrario de lo que puede parecer, en el ayuno no se pasa hambre.
Después de muchos años asesorando ayunantes no he visto que la persona pase
hambre. Cuando se mantiene la sensación física de hambre apenas dura más de unas
horas. Pocas veces dura 24 a 36 horas como máximo. En el momento que el cuerpo
echa mano de sus grandes recursos grasos desaparece la sensación de
hambre.
Más adelante no hay sensación de hambre durante el ayuno, aunque algunas
personas sienten algo así como “hambre psicológica”. Incluso, aunque parezca
mentira, hay muchas personas que mientras ayunan disfrutan de ver comer a otros
o de hablar de comida o recetas. Todo depende del carácter de la persona, así
como de la predisposición y los motivos para hacer el ayuno.
CONSEJOS PARA EL AYUNO
La persona que ayuna debe descansar para que el máximo de energía esté
disponible en el proceso de eliminación y “puesta a punto” del organismo. El
organismo humano no es una máquina a pesar de la visión mecanicista actual de
todo lo vivo y tiene toda la capacidad de autorregeneración y
autocuración.
Una herida se cicatriza sola; el hueso roto, si está en su sitio, se vuelve
a soldar en los dos extremos, el cuerpo del bebé “sabe” como desarrollarse
guiado por su propia sabiduría sin necesidad de que le tengamos que decir cómo
hacerlo. El organismo vivo tiene una gran capacidad de autorregulación, tanto en
la salud como en la enfermedad.
Mediante el descanso y el ayuno o descanso fisiológico, ahorramos energía y
dicha energía es dirigida hacia la recuperación. En el ayuno, el cuerpo no
necesita gastar energías en la digestión y asimilación de los alimentos. Extrae
su energía de las sustancias “predigeridas”, asimiladas y en reserva por todo el
cuerpo, especialmente en el hígado, en la grasa y en el músculo.
Este ahorro de energía hace que la inteligencia corporal o somática inicie
el trabajo de “limpieza” corporal y recuperación de las zonas alteradas. El
cuerpo durante el ayuno pone el letrero de “cerrado por reparaciones”. Es
momento de eliminar no de alimentarse.
Es importante que el ayunante esté tranquilo, relajado y, si es posible, en
contacto con la naturaleza, de la que nos alimentamos también. No sólo es
alimento lo que comemos, también lo son los cuatro elementos de la naturaleza.
Todos necesitamos el contacto con la naturaleza (al menos los fines de semana),
el agua, el aire y el sol. Una persona puede estar varias semanas sin comer,
sólo unos días sin agua y apenas unos minutos sin respirar. Esto nos indica que
el agua y el aire son imprescindibles durante el ayuno.
Recomendamos mantener la ventana de la habitación abierta para no volver a
respirar las sustancias volátiles y tóxicas eliminadas a través de la
respiración.
agua tomando dibujoEl agua es imprescindible durante el ayuno, el cuerpo
necesita el agua como vehículo para sus procesos metabólicos, y durante el ayuno
el agua nos ayuda a eliminar y depurar el organismo. La persona que ayuna tiene
que tener especial cuidado en beber agua. Una buena medida de seguridad es beber
al menos un litro de agua al día. Tampoco es bueno beber en exceso ya que
podemos sobrecargar a los riñones ralentizando el proceso de eliminación. Al
principio del ayuno, las personas que tienen gran retención de líquidos en el
organismo, apenas tienen sed ya que su cuerpo es un “botijo” lleno de agua.
Personalmente, recomiendo sobrepasar en mucho el medio litro y, como medida de
seguridad, un litro de agua es una buena medida.
Por supuesto, es imprescindible hacer el ayuno bajo asesoramiento y
control. Un ayuno de más de dos o tres días es necesario que sea vigilado por un
médico especialista en el control del ayuno. Una persona enferma siempre debe
ayunar bajo estricta vigilancia de un médico especialista en ayunos.
El ayuno es algo muy natural pero es un nuevo “lenguaje” que hay que
aprender para poder interpretar y traducir sus síntomas. El ayuno normal no da
más que síntomas, en general leves, pero hay que saber qué nos transmite el
cuerpo. La persona que toma medicamentos no puede interrumpirlos sin consultar
con el médico. Las personas que no hayan tomado medicamentos responderán mucho
antes al ayuno, obteniendo mejores resultados.
En los casos en los que no está aconsejado un ayuno podemos hacer una dieta
a frutas o crudos (frutas o ensaladas) como proceso de eliminación. Si la
persona no puede descansar para ayunar es mejor mantenerse a frutas o ensaladas
o saltarse alguna comida de vez en cuando sustituyéndola por un zumo, unas
frutas o ensaladas.
corazon 7Hay pocas situaciones en las que no se recomienda ayunar. Sobre
todo en enfermedades graves como algunos cánceres muy extendidos (especialmente
de hígado o riñones, por ser órganos de desintoxicación con la capacidad mermada
o casi anulada), tuberculosis diseminada, verdaderas y graves enfermedades del
corazón,…
LA ELIMINACIÓN
Los residuos de la función de las células son eliminados hacia el exterior
a través de los órganos de eliminación, normalmente tras ser neutralizadas y
transformados por dichos órganos. Esta capacidad de eliminación aumenta con el
ayuno: toda la energía se canaliza hacia esa función de limpieza.
En efecto, el organismo lleva siempre cierto retraso en su propia limpieza,
y se pone “al día” mediante el ayuno.
BENEFICIOS DEL AYUNO
El ayuno, bien hecho, es verdaderamente efectivo para dar un buen “repaso”
al cuerpo.
¿Y cómo se cura el cuerpo? El cuerpo guiado por su instinto somático
siempre canaliza su energía hacia las zonas más necesitadas. Yo no sé
mentalmente en este momento cómo funciona mi corazón o mis pulmones, pero sé que
lo hacen en las mejores condiciones posibles. De la misma manera se cura el
cuerpo sin que ni el mejor de los médicos sepa apenas cómo lo hace. El “médico
interior” guía todos los procesos necesarios para conseguirlo.
El cuerpo humano es algo tan complejo que lo mejor es intervenir lo menos
posible. Si intentamos arreglar la avería de un ordenador y no tenemos muchos
conocimientos de informática provocaremos una avería mucho mayor. Pues bien,
muchísimo más complicado que un ordenador de última generación es el organismo
humano. Cuanto más intervengamos, mayores serán las posibilidades de avería.
Sobre todo, si no respetamos su capacidad curativa.
El cuerpo busca su equilibrio o la homeostasis interna de la que hablan los
estudios de la fisiología corporal. Y lo hace guiado por la propia inteligencia
somática o instinto de conservación. El ayuno es uno de los mejores medios para
buscar la armonía interna perdida en la enfermedad.
Durante el ayuno el cuerpo no pierde nada que le sea vital. Sólo pierde lo
que no es útil: grasa excesiva, incluida el colesterol depositado en los vasos
sanguíneos, y sustancias tóxicas y de desecho acumuladas en el cuerpo durante
años. Los órganos vitales quedan intactos. Cuando una persona muere por
inanición, no por ayuno, tras más allá de 40 ó 50 días, los órganos vitales
como el corazón y cerebro permanecen sin alteraciones, sólo pierden un 3% de su
peso, y por supuesto, ni un solo gramo de sustancias vitales.
En general, todas las enfermedades se ven favorecidas por el ayuno. Aunque
en realidad, el ayuno no cura nada. Es el cuerpo el que se cura en el proceso de
ayuno. El organismo vivo tiene el poder de autocuración como parte del poder de
curación y regeneración de toda la naturaleza, que a pesar de los desastres
ecológicos producidos por el ser humano, mantiene intacta su capacidad
regenerativa y no sólo eso sino que además nos da de comer. La naturaleza, en un
gran acto de amor, da de comer al que le destruye.
Es importante darse cuenta de que un ayuno no hace nada. Al poder curativo
ya presente y activo dentro del organismo se le presenta la mejor oportunidad
para realizar su trabajo cuando la persona ayuna. Al no ingerir comida canaliza
su energía hacia la eliminación y regeneración celular, pudiendo recuperar el
tiempo atrasado en la eliminación, consecuencia de la sobrecarga de los órganos
de desintoxicación.
SÍNTOMAS QUE PUEDEN APARECER EN EL AYUNO
Los peores días del ayuno son, por diferencia, el segundo y el tercero. A
partir de ahí los síntomas van normalmente desapareciendo, en forma incluso muy
rápida. Al principio del ayuno predominan los síntomas de desintoxicación. Con
el paso de los primeros días de ayuno disminuyen los síntomas de
desintoxicación, que a veces son algo desagradables, para dar paso a la
regeneración. Al principio del ayuno predomina la eliminación; al final, la
regeneración.
Dolor de cabeza
migraña 7El dolor de cabeza, que normalmente dura unas horas y rara vez se
alarga un poco más, es un síntoma muy frecuente, especialmente en las personas
que tienen antecedentes de cefaleas o migrañas (dolores de cabeza). Este dolor
de cabeza puede aparecer con el simple hecho de dejar de tomar café, comer una
alimentación sana o descansar. Muchas personas tienen síntomas de
desintoxicación durante el fin de semana cuando descansan o cuando inician sus
vacaciones. Cuando el cuerpo descansa no gasta tanta energía hacia el exterior
(trabajo físico o mental, preocupaciones…), y esa energía interiorizada se
canaliza a los procesos de eliminación, desintoxicación, regeneración y aparecen
los síntomas de desintoxicación.
En el ayuno, la energía que el cuerpo ahorra por no tener que digerir o
asimilar los alimentos, se interioriza. Y con ella se ponen en marcha los
procesos autocurativos del organismo. En el ayuno aparecen los síntomas, no de
empeoramiento de la enfermedad sino de curación.
La boca
La cantidad eliminada de saliva disminuye y se siente la boca seca. Tiende
a volverse neutra o poco ácida y no volverá a recuperar su alcalinidad habitual
hasta el momento de la realimentación.
La lengua se puede volver blanca, muy blanca o cargada (saburral), a veces
amarillenta y la boca pastosa. En la lengua aparecen, a veces, “manchas”, en lo
que se conoce como lengua en forma de mapa geográfico. Hay mal gusto en la boca.
Incluso el agua bebida nos puede saber mal a consecuencia de ello. Estos
síntomas van descendiendo y la lengua se va volviendo más rojiza en relación al
avance del ayuno.
El aliento puede ser “cargado” y fuerte, fétido, intestinal o cetónico
(olor a acetona). El olor dulzón a acetona indica la utilización especial de las
grasas durante el ayuno para extraer la energía necesaria al organismo.
A veces tienen lugar una sensación de estómago lleno o incluso náuseas o
vómitos, que indican el trabajo de regeneración del conducto digestivo y la
eliminación de sustancias tóxicas a través de la bilis. Los vómitos pueden ser
en pequeña cantidad en forma de jugos gástricos (más o menos transparentes o
blanquecino) o de bilis ( de color amarillo o verde). Cuando la bilis está muy
“cargada” de sustancias tóxicas y dichos tóxicos llegan al duodeno o primera
porción del intestino, el organismo humano, guiado por el instinto somático de
autocuración elimina dichas sustancias tóxicas hacia arriba en forma de vómitos.
Rara vez hacia abajo en forma de diarrea. Durante el ayuno el cuerpo responde
con crisis curativas o de desintoxicación.
Menos fuerza
Hay un sentimiento de menos fuerza muscular o debilidad que aparece, aunque
varía mucho de persona a persona. Ocurre con frecuencia, que cuanto más
descansamos durante el ayuno más débiles nos sentimos. Hay una mayor
interiorización de la energía y eso es beneficioso para el trabajo de
eliminación y regeneración.
Molestias de estómago
Con relativa frecuencia, durante el ayuno, aparecen molestias en el
estómago, hígado o intestino, que indican los procesos de eliminación de
sustancias tóxicas y la regeneración de las zonas enfermas o “sensibles” a causa
de procesos físicos o psicosomáticos anteriores.
El aparato digestivo, que “descansa” durante el ayuno, invierte su trabajo.
Al no tener que digerir alimentos, utiliza su energía para recuperar y renovar
los órganos más afectados (estómago, hígado y conducto intestinal), y esto hace
que la zona se vuelva más “sensible”. La zona afectada o enferma nos puede
molestar en el ayuno cuando el cuerpo intenta regenerar y curar dicha
zona.
La aplicación de una bolsa de agua caliente localmente en el abdomen o en
la zona hepática puede calmar o aliviar los posibles trastornos intestinales que
aparecen durante el ayuno.
Descenso de peso
El descenso de peso es bastante rápido al principio del ayuno, aunque a
veces cuesta algo más. Ello es debido a la eliminación del agua retenida en el
cuerpo y las sustancias tóxicas almacenadas en él. Al principio del ayuno
aumenta la diuresis o eliminación de agua por la orina.
Las personas que tienen una “retención de líquidos” tienden a perder menos
cantidad de agua y por ello de peso. Es más, muchas personas notan que han
bajado en volumen y apenas o no tanto, en peso. Notan que la ropa les queda más
floja, aunque la aguja del peso sigue sin descender. Cosa que afecta mucho a los
que se obsesionan por bajar de peso.
Nunca debemos olvidar que la finalidad del ayuno no debe ser el descenso de
peso, aunque ese descenso es consecuencia de la eliminación de sustancias
tóxicas acumuladas durante años en el cuerpo. Cuando la finalidad del ayuno es
bajar de peso, la persona sube de peso muy rápidamente con la realimentación. La
ansiedad, aumentada al dejar el ayuno, puede hacerle descontrolar y comer en
exceso o ingerir alimentos no adecuados.
Sensación de mareo
ayuno marecoAlgunas veces ocurren mareos durante el ayuno, sobre todo al
levantarse de forma brusca (es la hipertensión ortostática). Por eso es bueno
levantarse poco a poco, por etapas (estar un rato sentado antes de ponerse de
pie).
La orina
La orina se hace más oscura, olorosa y se carga de sustancias. Puede
aparecer “cargada” de sedimentos en forma de arenilla.
Sensación de frío
Hay una mayor sensación de frío en los pies y en las manos. Síntomas de
interiorización de la energía y de la sangre hacia los órganos internos. Para
aumentar el proceso de desintoxicación la sangre se retira de las zonas más
periféricas. Una bolsa de agua caliente (no una manta eléctrica) puede ser una
buena “compañera” para calentar los pies.
Aumenta la sensibilidad de los sentidos
Desciende mucho la tolerancia, a los ruidos, a la luz, a los demás. El
ayuno favorece el retiro y la interiorización física y psíquica. No es
casualidad que en las civilizaciones antiguas se realizara el ayuno en momentos
de retiro y meditación. En la Biblia vemos que Jesús se retira al desierto para
ayunar.
Se recomienda hacer el ayuno en un lugar tranquilo, en contacto con la
naturaleza y fuera de los ruidos y ajetreos de las grandes ciudades. He visto
muchas veces que las personas que ayunan se vuelven mucho más sensibles al ritmo
de la ciudad y se cansan o incluso se agotan con relativa facilidad. El ayuno en
contacto con la naturaleza ayuda a la curación. Y si no es posible, una
habitación aireada y limpia y unas cuantas flores nos pueden hacer salir del
paso de forma airosa.
Insomnio
Con frecuencia, aparece el insomnio o hay una disminución de la capacidad
para dormir. La persona que ayuna duerme menos. Todos sabemos que una comilona
nos lleva a echarnos una siesta o a descansar durante unos minutos después de
comer.
Ocurre también que la persona tiene la sensación de que duerme menos de lo
que verdaderamente duerme. Mientras él se queja de no dormir bien, los
compañeros de habitación “certifican” que duerme más de lo que dice.
La persona ayunante se hace especialmente sensible a los olores: del
tabaco, perfumes,…incluso puede llegar a marearse ante los olores fuertes de
colonias y desodorantes químicos y sintéticos.
Olor corporal
El ayunante se queja de olor corporal que no desaparece por mucho que se
bañe. Es un olor corporal que indica procesos de eliminación, de
desintoxicación.
Aumento del pulso
Al principio del ayuno puede haber un aumento de los latidos cardíacos, del
pulso. Durante los primeros días del ayuno, cuando las sustancias tóxicas se
eliminan en mayor cantidad, hay un aumento de la frecuencia cardíaca. Incluso,
pueden aparecer palpitaciones que desaparecen en cuestión de segundos
El aumento de las pulsaciones coincide con el descenso de peso. A mayor
pérdida de peso, mayor número de latidos. Tras los primeros días de ayuno las
pulsaciones disminuyen.
Ambas cosas indican una aceleración de la eliminación. Rara vez las
pulsaciones pueden pasar de los 100-110 por minuto. Si esto ocurre durante un
período breve no es alarmante, pero si se prolonga se necesita la vigilancia
estrecha de un asesor higienista. Otras veces, por mayor seguridad, es mejor
cortar el ayuno.
Lo normal es que el cuerpo, regido por su instinto de conservación,
mantenga estas variaciones bajo límites no perjudiciales. Pero cuando esta
capacidad autocurativa y de autorregularización no surge desde el interior o se
ha perdido por una grave enfermedad, tiene que ser guiado por un experto
higienista desde el exterior.
Pequeñas molestias
Puede haber una sensación de molestias o dolor, normalmente muy leve, en la
zona del hígado o en los riñones.
No hay heces
En situación normal el ayunante no expulsa normalmente heces (cacas)
durante los días de ayuno, pero en las personas afectadas de trastornos
intestinales puede haber eliminación de heces durante varios días. A veces,
cuando la bilis es muy tóxica, el cuerpo la elimina acelerando el tránsito
intestinal para que no perjudique al intestino.
Cuando el contenido intestinal es muy tóxico, el organismo reacciona
eliminando en forma de heces, con frecuencia muy olorosas y oscuras, casi negras
(color brea). Las materias fecales son transformadas por la bilis y son
expulsadas al exterior del cuerpo en caso de que la inteligencia somática (del
cuerpo) vea necesario.
A veces el ayunante sufre de gases intestinales y su eliminación hacia
arriba (en forma de eructo) o hacia abajo por el ano (pedos). Esto tiene que ver
con la eliminación de la bilis y su transformación a lo largo del conducto
digestivo. A veces parece ser una forma extra de eliminación.
De normal no se forman heces duras (tapón rectal), pero esto puede ocurrir
en las personas intoxicadas, con poca energía y que hacen un ayuno demasiado
prolongado para su situación o cantidad de energía vital. Puede aparecer,
también, un tapón en aquellas que no han realizado una buena preparación al
ayuno mediante una alimentación a base de frutas y verduras, especialmente
crudas, los dos o tres días anteriores al inicio de ayuno. Rara vez, durante el
ayuno, puede aparecer una diarrea como una manera de eliminación extra del
contenido intestinal.
La eliminación progresiva de los restos intestinales previene la aparición
de “tapones fecales” (fecalomas), por endurecimiento excesivo de las heces. Esto
es especialmente importante en personas con antecedentes de hemorroides
(almorranas), porque puede agravar el cuadro o hacer aparecer una hemorroide
larvada (que no da aún síntomas) en la realimentación. Es frecuente que la
primera deposición sea muy oscura, color brea, muy olorosa y líquida o
blanda.
Si decimos que una persona tiene sensación de estómago lleno, la boca seca,
la lengua blanca, náuseas, vómitos, nos parecerá que la persona está
“empachada”. Pero, curiosamente, los mismos síntomas acompañan al ayuno. La
persona que ayuna tiene, con frecuencia, los mismos síntomas que cuando está
empachado. Los extremos se tocan, esta vez.
Con frecuencia, en el ayuno no aparecen síntomas especiales, sobre todo en
personas jóvenes y sin enfermedades.
ENTRADA AL AYUNO
Es necesario descender poco a poco al ayuno, especialmente si queremos
hacer un ayuno mediano o largo. Conseguiremos así reducir la aparición de las
crisis de desintoxicación y eliminaremos al máximo posible el contenido en
residuos intestinales. Con el descenso lento disminuimos al máximo la frecuencia
de aparición de síntomas molestos o dolorosos (dolores de cabeza, náuseas,
dolores en los riñones…).
En un paso brusco al ayuno los órganos de eliminación (hígado, riñones,
pulmones, piel) pueden verse sobrecargados. Los síntomas de desintoxicación
vistos antes ocurren sobre todo en las personas muy intoxicadas.
Frutas variadas 2Recomendamos hacer una entrada suave con un régimen suave
(régimen asociado: frutas, verduras, cereales integrales, frutos secos;
eliminando progresivamente carnes, pescados, huevos y lácteos), seguidos por
unos días de crudos y finalmente de frutas. La entrada lenta es especialmente
necesaria en las personas muy intoxicadas o en las que toman medicación. No es
tan imprescindible en personas jóvenes, sin enfermedades graves o que llevan una
alimentación sana. Aunque no hay que violentar nunca al cuerpo.
Con el descenso lento, además de disminuir los síntomas de desintoxicación
evitaremos la utilización de enemas.
Algunas personas, de todas maneras, se ven sorprendidas con crisis durante
la preparación al ayuno que les obliga a entrar directamente al ayuno. El cuerpo
manda y dirige el camino.
LA REALIMENTACIÓN
La realimentación tras el ayuno tiene que ser progresiva y a base de
alimentos adecuados. Las frutas o los zumos de frutas son los alimentos más
aconsejables en la realimentación. Las naranjas y las mandarinas durante el
invierno y el melón o la sandía por su alto contenido en agua son las mejores
frutas para comenzar a comer tras el ayuno. Un exceso de comida o unos alimentos
no adecuados pueden dar al traste con los beneficios conseguidos con el
ayuno.
Normalmente, la realimentación progresiva tiene que durar al menos la mitad
de los días de ayuno, y mejor aún si la realimentación dura los mismos días que
los de ayuno. Para un ayuno de una semana podemos comenzar a realimentarnos con
fruta acuosa durante un par de días. El día tercero podemos añadir ensaladas. Al
cuarto, si queremos, añadimos unas verduras cocidas. Al quinto día lo que
conocemos como el Régimen Asociado.
A veces puede ocurrir que tras realizar un ayuno sin especiales síntomas,
estos aparezcan en la realimentación. Son las llamadas Crisis Postayuno. Hay que
tenerlos en cuenta para saber actuar.
RECOMENDACIONES PRÁCTICAS
El reposo es necesario durante el ayuno, aunque se recomendable el paseo
suave y airearse para no estar totalmente parado. El exceso de horas de cama
puede hacer empeorar el estado mental del ayunante.
Durante el ayuno disminuye el metabolismo y aparece la sensación de frío.
Es necesario que la persona no pase demasiado frío. Una bolsa de agua caliente
(que no queme) puede ser una buena compañía. Cambiamos la bolsa de suero por la
de agua caliente. Mientras tanto es necesario cubrirse con ropas cálidas,
incluso en verano. De todas maneras es necesario no calentar en exceso la
habitación, y menos con calefacción. El aire excesivamente caliente reseca los
pulmones y hace disminuir la eliminación.
sombra-del-arbol-de-clip-art_426579Durante el verano es necesario
reservarse del sol caliente, especialmente en la cabeza, ya que la persona se
hace muy sensible al calor. Es mejor estar a la sombra durante el verano. En la
época de invierno los rayos solares pueden ser muy revitalizantes para el
ayunante.
En el ayuno no es bueno mantener una actitud mental activa (no darle
demasiadas vueltas a la cabeza) sino una actitud de escucha de las reacciones
del cuerpo. Un estado de contemplación de la naturaleza. Como en el ayuno no se
come nada, tampoco es bueno “comerse el coco”.
Es recomendable que durante el ayuno se descanse lo suficiente. Dando
pequeños paseamos para airearnos y “descansar” así la cabeza. No es necesario
mantener cama a toda costa, pues de esta manera puede haber una pérdida
energética excesiva a través de nuestros pensamientos.
Evitar grandes esfuerzos. Es momento de descansar.
La persona que ayuna debe reducir el gasto exterior de energía, dejando de
trabajar, de preocuparse y manteniéndose lo más tranquilo posible. En un lugar
relajado, sin ruidos. Evitando el exceso de lecturas prolongadas, y
conversaciones excesivamente largas. El ayuno es un momento de interiorización y
de aislamiento. El cuerpo retira la energía del sistema de relación con el
exterior y la concentra en la eliminación y en la reparación y renovación de las
zonas afectadas.
Es necesario mantenerse en un estado de relajación, sin tensiones mentales,
preocupaciones, alejados de las malas noticias, sin ver la TV, en contacto con
la naturaleza, en un entorno que favorezca el descanso y la interiorización.
Recomendamos encarecidamente mantener una actitud positiva ante la vida, aún en
los momentos más difíciles.
Es necesario mantener un buen aseo personal. El ayunante elimina muchas
sustancias tóxicas por la piel, manteniendo un olor característico. No es
necesario tampoco utilizar continuamente jabón pues ese olor surge de dentro y
tiene que ver con la eliminación de sustancias tóxicas, desde el interior del
cuerpo hacia el exterior. Si limpiamos el interior del cuerpo, no necesitaremos
limpiar tanto el exterior. El olor corporal de una persona enferma o intoxicada
es desagradable. Por el contrario el olor de la piel de una persona sana es
agradable, como la piel de un niño recién bañado.
Durante el ayuno no debemos utilizar agua ni demasiado caliente ni
demasiado fría, para evitar un despilfarro de la energía vital. Cuando el agua
es fría el cuerpo tiene que poner en marcha un aumento del metabolismo para
contrarrestar esta disminución de la temperatura.
Es recomendable, durante el ayuno, no darse baños (en la bañera) de agua
muy caliente ni durante mucho tiempo pues podemos provocar mareos por un estado
temporal de hipotensión. La sangre durante el baño caliente se deriva hacia la
piel para favorecer la pérdida de calor interno del organismo, y temporalmente
puede dar como resultado una disminución temporal de sangre en los sistemas
internos del cuerpo y especialmente en el cerebro. Ello puede ocasionar un mareo
puntual que no es aconsejable durante el ayuno. Si por cualquier motivo el baño
de agua caliente es aconsejable, por ej. en un cólico de riñón o dolor de regla,
durante el ayuno es aconsejable que la sala de baño esté bien aireada para que
no se acumule el calor ni el vapor de agua, que pueden dar una verdadera
sensación de agobio.
Es mejor reducir el contacto con el exterior, evitar lo máximo las llamadas
por teléfono, las malas noticias. Evitar las preocupaciones para poder recogerse
en sí mismo o interiorizar en la vida.
No es bueno conducir un coche durante el ayuno, para prevenir
problemas.
EL AYUNO EN LA FIEBRE
El ayuno regula la temperatura del cuerpo. La fiebre sube aún más cuando
comemos. Todos tenemos la experiencia de que una gran comilona nos hace aumentar
la temperatura corporal. Comenzamos quitándonos una prenda de ropa tras otra,
hasta quedarnos casi sin ropa. De la misma manera sube la temperatura si
seguimos la actividad diaria. El trabajo o el ejercicio aumentan la temperatura
corporal. Por eso en la fiebre lo más recomendable es mantenerse con agua y en
cama. En la Ribera de Navarra, dicen que la persona enferma necesita “caldico y
quietud”.
El ayuno hace pues bajar la temperatura. Tampoco hay que olvidar que la
temperatura cambia a lo largo del día. La temperatura mínima tiene lugar hacia
primeras horas de la mañana y la máxima hacia el atardecer.
COMPAÑÍA DURANTE EL AYUNO
Un ayuno es más fácil cuando se hace en compañía, especialmente de otras
personas ayunando. Una persona que ayuna puede animar a otras personas a
realizar una ayuno. Un ayuno en grupo es más fácil. La persona que ayuna se
identifica y agradece la compañía de otro ayunante a su lado.
El ayuno es un momento de recogimiento y no todas las personas están
preparadas, ni fisiológica ni psicológicamente para vivirlo. La sensación de
soledad se puede ver acrecentada, y es difícil de ser aceptada por una persona
muy volcada hacia la vida exterior. Igual que el sentimiento de impotencia o de
no llegar.
CRISIS EMOCIONALES
Pueden ocurrir crisis o cambios psíquicos de descarga emocional leves
durante el ayuno. A veces inestabilidad emocional, inquietud, agresividad.
No olvidemos que utilizamos la comida para tapar ansiedades,
preocupaciones, disgustos, etc. y cuando dejamos de comer quitamos la “tapadera”
y pueden surgir diferentes síntomas psicoemocionales. De pequeño cuando el niño
llora la madre piensa casi siempre que tiene hambre. El niño puede llorar porque
tiene frío, está mojado, siente a la madre nerviosa… pero la madre interpreta,
muchas veces de forma errónea, y le da de comer.
No sé hasta qué punto cuenta este mecanismo. Una vez somos adultos cuando
estamos mal, aburridos, nos hemos enfadado, o nos han dicho que no nos quieren
echamos mano de la comida para “tranquilizarnos”.
UNA ALIMENTACIÓN SANA DURANTE UN TIEMPO
Una alimentación sana durante un tiempo puede ser una buena preparación al
ayuno. El cuerpo lleva a cabo, poco a poco, la eliminación y es más difícil que
aparezcan crisis de desintoxicación. Aunque a veces esos síntomas ocurren al
mejorar la alimentación y comenzar una dieta sana.
Cualquier persona que se prepare para ayunar no debe olvidar que al
principio del ayuno pueden empeorar los síntomas. Durante el ayuno el cuerpo
hace un repaso a su interior y pueden aparecer síntomas desagradables y
molestos, que si la persona no entiende como lo que son, puede concluir que el
ayuno es malo. Una persona alcohólica o toxicómana se siente peor cuando no
beben o toman drogas, su cuerpo comienza a desintoxicar y aparece el síndrome de
abstinencia. Si ellos vuelven al alcohol o a las drogas, los síntomas
desagradables y molestos desaparecen. Ello no indica que el alcohol o las drogas
sean buenas, sino todo lo contrario. El cuerpo, durante el ayuno, empeora para
curarse. Son síntomas de desintoxicación y renovación. A veces, cuando las
enfermedades son graves, es necesario tener claros lo que puede ocurrir antes de
que aparezca la mejoría.
A veces, pocas veces, la persona puede pasar por una época más larga de
empeoramiento de los síntomas de su enfermedad.
¿CUÁNDO NO HAY QUE AYUNAR?
corazón 3Son muy pocas las situaciones en las que no está recomendado
ayunar. Entre ellas podemos destacar: la tuberculosis diseminada, el cáncer muy
extendido, la delgadez o caquexia extrema, cirrosis hepática, las enfermedades
cardíacas verdaderamente graves, personas que tienen un órgano transplantado, y
a las que se les ha extirpado la tiroides…y el miedo al ayuno.
Cuando no es el mejor momento para ayunar, por ejemplo cuando la persona
toma muchos medicamentos, se aconseja una alimentación sana durante un tiempo
más o menos prolongado antes de plantearse un ayuno. Todo ello depende de la
enfermedad y del medicamento que esté tomando.
Hay medicamentos con los que hay que tener especial cuidado. No se pueden
eliminar sin un estricto control médico: los anticoagulantes, los
betabloqueantes, los broncodilatadores, la insulina, los corticoides. Sin
olvidar que algunos pocos medicamentos no se pueden eliminar de por vida.
Dejemos de lado cualquier posición extremista.
¿Y antes de una intervención?
Es recomendable ayunar un par de días o tres, o mantenerse a frutas o
frutas y ensaladas, antes y después de cualquier operación verdaderamente
necesaria e inevitable. No podemos olvidar que ahora mismo en los hospitales hay
mucha gente “ayunando”. Muchas “pacientes” están recibiendo solamente un poco de
agua con algunas sales minerales o un poquito de azúcar. A este aporte le
llamamos “suero”, cuando en realidad es un poquito de agua, y nada más.
VARIANTE DEL AYUNO
Algunas personas consideran aburrida una dieta a agua. A otras les sabe mal
el agua, debido a que se sensibilizan los sentidos y la lengua está saburral.
Por esta razón pueden parece interesante beber pequeñas cantidades de zumo de
limón o naranja con el agua para darle sabor. Esta es una buena manera de
asegurar que el ayunante beba la cantidad necesaria de agua.
Con el tiempo frío podemos seguir ayunando con caldo caliente muy
ligero.
¿QUÉ HACE EL ORGANISMO CUANDO AYUNAMOS?
balanza-Degrada las grasas del organismo, lo que ocasiona una rápida
pérdida de peso.
- Se reabsorben, y este es un hecho muy comprobado, los depósitos de
colesterol en las arterias.
- Aumenta la cantidad de orina eliminada o diuresis. Esto explica la gran
cantidad de peso perdida por algunas personas durante los primeros días de
ayuno.
-Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia la eliminación
de sustancias de desecho, poniendo al día el retraso crónico en la eliminación
que tiene lugar por nuestra alimentación excesiva y no adecuada, que hace que
los órganos de eliminación (especialmente hígado, riñones, pulmones y piel) se
ven sobrecargados de trabajo y no cumplen de forma muy efectiva su trabajo. El
ritmo de vida, los factores psicoemocional y el estrés, agotan al cuerpo y a sus
órganos de eliminación también.
- Desvía la energía utilizada en el proceso digestivo hacia los tejidos y
órganos que necesitan ser reparados, regenerados y revitalizados.
- Al ayunar le damos la oportunidad para que descanse verdaderamente el
aparato digestivo con lo que puede “poner al día” sus funciones y recargar sus
energías.
- El cuerpo se alimenta de las reservas menos vitales y ocurre con
frecuencia una desintegración de quistes, abscesos, bultos, tumores benignos.
Incluso tiene un gran efecto sobre los tumores malignos. Durante el ayuno, el
organismo primero degrada y quema las sustancias no esenciales para obtener
energía. Una fuente de material no esencial es el tejido enfermo, como los
tumores benignos. Cuando el organismo físico no tiene comida, los tejidos se
utilizan en orden inverso a la importancia que tienen para el organismo. Primero
se utilizan los menos vitales. La grasa es el primer tejido en desaparecer. Para
suministrar nutrientes a los tejidos más vitales, como el cerebro, los nervios,
el corazón y los pulmones, las reservas almacenadas se utilizan antes de
utilizar cualquier tejido funcional del organismo.
- Durante el ayuno, la capacidad del organismo para disolver los coágulos
aumenta considerablemente. Este proceso, denominado fibrinolisis, no permite que
se produzcan problemas tales como trombosis o embolias.
- Aumenta la capacidad inmunitaria del organismo.
De todas maneras no podemos olvidar que el cuerpo no tiene un poder de
recuperación ilimitado y por ello es mejor prevenir que… Conforme avanza la
vida, los poderes de curación disminuyen.
¿NO HAY CARENCIAS DURANTE EL AYUNO?
Como dice el Dr. Alan M. Immerman, es significativo que, incluso en ayunos
prolongados de varias semanas, jamás aparecen enfermedades carenciales como el
beriberi, la pelagra, raquitismo, escorbuto u otras, lo que demuestra que las
reservas del organismo suelen estar bien equilibradas. Se ha demostrado por el
contrario que el ayuno mejora los estados de raquitismo y el metabolismo del
calcio. En la anemia, el número de glóbulos rojos aumentan durante el ayuno. el
Dr. Alan M. Immerman ha observado mejoras en la pelagra durante un ayuno. El
equilibrio bioquímico se puede conservar e incluso recuperar durante el ayuno.
Es importante saber esto porque si no fuese así el ayuno sería
perjudicial.
Numerosos experimentos con animales han demostrado que la subalimentación
—en contraste con la sobrealimentación— tiende a prolongar la vida y a mejorar
la salud.
En resumen, el ayuno no produce carencias.
Sobre el Dr. Karmelo Bizkarra Maiztegi. Médico.
karmeloEs Licenciado en Medicina por la Universidad de Bilbao, ahora
universidad del País Vasco, en el año 1979.
Director médico del Centro de Salud Vital Zuhaizpe en Arizaleta-Navarra. Se
ha formado en medicina Psicosomática, en teoría Reichiana, terapia Bioenergética
y en medicina Antroposófica. Especialista en Educación para la Salud, se dedica
desde el año 1980 a buscar y desarrollar nuevas vías en el tratamiento físico y
psicoemocional de la enfermedad, a partir de su formación inicial en Higiene
Vital.
Su quehacer médico se desarrolla a través de un programa de integración de
la salud física con la salud psicoemocional. La alimentación sana, el ayuno, la
conciencia corporal, el despertar de los sentidos, el contacto con la
naturaleza, el trabajo psicocorporal, la expresión emocional y las relaciones
humanas trabajadas en dinámicas de grupo, son parte de su programa de
salud.
Ha colaborado en varias revistas especializadas y es autor de libros en la
línea de una educación para la salud: La enfermedad, ¿Qué es y para qué sirve?
(Obelisco, 1989), Alimentos para la salud (Zuhaizpe, 1991), Cuidarte para
Curarte, la Vía de la Salud Natural (Dilema, 2005), Encrucijada Emocional, Miedo
(ansiedad), tristeza (depresión), rabia ayuno
el-poder-curativo-del-ayuno-ebook-9788433033284(violencia), alegría (euforia)(
DDB, 2005), El poder curativo del ayuno (DDB, 2007) Bizitzeko edo sendatzeko (en
euskera) (Elkar, 1986).
Profesor de los Postgrados de Medicina Naturista en la Facultad de Medicina
de Zaragoza, Barcelona (Les Heures) y Santiago de Compostela.
Profesor de Medicina Antroposófica en el Programa para la formación del
Certificado Internacional de Médico Antroposófico.Profesor del Programa de Enfermería Antroposófica.
Extraído de: www.zuhaizpe.com/ayuno18.html